Hoy nuevo horario. Salida a las ocho de la mañana y con algo de fresco al que ya no estamos habituados por los calores propios del verano.
Según la hoja del ruta del día: Destino del almuerzo a Alpuente. Pero antes la penitencia. Nada mas poner los pies el los pedales, la recta de la santa. Bien, eso ya te calienta si tienes frio. A mis penitentes lectores ya les narre en su momento las características de dicha recta. A continuación la subida al alto de Los Majanos, que tampoco es una tontería y también se la he contado alguna vez.
Pero miren ustedes, que después de esto, haya que bajar a Arcos de las Salinas con el único objetivo de subir desde Arcos de las Salinas dando allí mismo la vuelta a la bicicleta...
¿Les describo lo que es aquello? Cuando uno culmina el alto de Los Majanos y es feliz de haber llegado hasta allí. Donde puede contemplar un precioso paisaje de pinadas, bancales y la aldea de Losilla de Aras, y uno comprende por que ha llegado hasta semejante lugar pedaleando. Pero lo que no entiende, es para que la carretera sigue subiendo, esta vez ya más suavemente, pero sigue subiendo en dirección a la población de Arcos de las Salinas. ¿Para que? ¿Es que por algo más que se suba, se va a ver mejor algo que no hayamos visto antes?
Y es cuando la subida concluye, cuando ve la señalización verde y grande que anuncia el final de la Comunidad Valenciana y entramos en Teruel. Y como dándote la bien venida, empieza una vertiginosa bajada de 3,5 Km de larga, con curvas y contra curvas semirápidas. A la derecha, pared vertical de montaña que en invierno se tapiza de nieve. A la izquierda, pared vertical de caída libre a vete a saber donde. Mejor no probar. El vista es alta; muy alta.
Para que se hagan ustedes la idea, solo les diré que este su servidor, alcanza en la bajada los 70 km/h en la bicicleta sin pedalear. Pero obviamente, si la bien venida es grata a Teruel, la despedida es... lo mismo pero al revés. Una subida infernal, en la que uno se pregunta que narices esta haciendo allí. Y más, si como normalmente se sube al regreso de la ruta, que suele ser algo pasado al medio día, cuando en verano cae un sol de justicia, donde al llegar al final de lo duro, pero duro de verdad, se alcanza el lugar llamado La Sartén. ¿Adivinan porque? No corre allí ni brusco de aire.
Como lo importante en cualquier ruta, es la velocidad media y no la puntual, solo les diré para no humillarme demasiado, que mi velocidad media de descenso y ascenso, tomando la máxima y la mínima, es de 38 Km/h , que de velocidad me día en una bicicleta no esta nada mal.
Confió la sensibilidad de ustedes, para no aplicar la formula de la velocidad media y averiguar mi velocidad mínima. Es deprimente.
Dicho lo cual. Acometer semejante gesta cuando aun no son las 8:45 h de la mañana, después de subir la recta de la Santa y la subida a Los Majanos, sin que de ello dependa el fin de la humanidad... ¿Lo consideran ustedes oportuno? Pues ellos, los de la PECAO, si.
Bueno, todos no. Hubo una minoría compuesta de un solo cicloturista, que no lo vio oportuno. Pero mejor me callo lo que pienso de él, no sea que le de por leer esto.
Nota: Lo narrado en estos escritos de La bicicleta y la madre que la parió, están basados en los componentes y simpatizantes del Club Peña Ciclista de Aras de Los Olmos y hechos reales. A partir de ahí, las reflexiones, conclusiones y manifestaciones que se expresan aquí, son una libre interpretación del autor, con connotaciones absurdas, irónicas y disparates. Por lo que, cualquier parecido con la realidad, salvo excepción, es mera coincidencia.
Última actualización el Martes, 03 de Septiembre de 2013 12:44
La bicicleta y la madre que la parió. 20130824
Escrito por Enrique Vidal Polo López
Domingo, 25 de Agosto de 2013 08:04
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[b]LA BICICLETA Y LA MADRE QUE LA PARIÓ.[/b]
[b]Capítulo 20130824[/b]
Como a perro flaco todo son pulgas y a un servidor hacia tiempo que no me picaban, hoy me ha tocado por partida doble. Hoy día de la vuelta a la Contorna de la fiestas de Aras de los Olmos, día singular para la Peña Ciclista de Aras de los Olmos, por que viene ciclistas de diferentes lugares de la geografía. Y este año, ya podemos decir que con carácter internacional, puesto que contábamos con la presencia de un ciclo turista alemán. Mas todo esto, forma parte del relato oficial que es lo que les cuenta el Maestro. Lo mio, ya saben... es otra cosa.
Decía que hoy por partida doble, por que me he caído de la bicicleta y he pinchado; las dos cosas. Para el perspicaz lector que se haya fijado en el orden de los factores y conocedor que el orden de estos factores en algunos casos, si altera el producto, esta claro que si he pinchado después de caerme, es obvio que la caída no ha sido de consideración. De hecho, pido excusas a mis lectores, ya que llamar caída a lo que tan solo a sido un vuelco, es una exageración. Y es que uno, tiene tan asumido su lugar de ultimo del pelotón, que ni imaginaba que al parar en la fuese de la aldea de Losilla, pudiera ser adelantado por la izquierda por otro cicloturista. De forma que, para evitar males mayores bloquee los frenos de mi bicicleta que estaba casi parada ya, produciéndose el vuelco, que no caída, sin ningún mal para ser constatado.
Y he aquí, que puedo aprovechar la oportunidad para demostrar, contrariamente a lo que pudiera parecer en virtud de ciertos comentarios hechos hacia mi persona, que soy mucho mas tonto de lo ya aparento. Al volcar con la bicicleta, lo hice en presencia de las bellas damas que nos prestas su compañía y ayuda en la organización de la vuelta a la Contorna, las cuales, al verme tirado por el suelo, acudieron prestas en mi auxilio. Y a las que les dije rápidamente, que no se preocuparan, que se tranquilizaran, que no me había hecho ningún mal. Convendrán ustedes conmigo, que la vida da pocas oportunidades como esta, y yo la he desperdiciado por completo y sin remisión. Con solo haberme hecho un poco el mártir, habría conseguido los mimos y atenciones de estas bellas damas. ¿Han oído hablar ustedes del boca a boca? Dicen que resucita a los casi muertos; y yo no estaba ni herido; así que, imagínense a mi...
En cuanto al pinchazo, este sucedió en las postrimeras de la ruta, antes de llegar al almuerzo. La rueda de recambio que llevamos para tal eventualidad, ya estaba usada por otro desafortunado, así que solo me quedaba cambiar la cámara. Pero si así lo hacia, llegaría tarde al almuerzo. Los que me conocen algo, ¿Que creen, que preferí reparar el pinchado antes de almorzar? Ni de coña. Bicicleta al coche de apoyo, que para eso esta, y a almorzar con los amigos, que este día son más de los habituales. Durante el almuerzo, obviamente no la repare y después de él..., ¿Para que, para hacer esperar al resto? La vuelta a la contorna la he hecho muchas veces, por un día que no..., No pasa nada. Y de paso, le hice compañía al conductor del coche de apoyo, para que no se aburriera demasiado. Conductor que junto a los pilotos de las motos, nos hacen un gran papel en este día, y ya son muchos años reincidentes.
Última actualización el Martes, 03 de Septiembre de 2013 12:43
La bicicleta y la madre que la parió. 20130818
Escrito por Enrique Vidal Polo López
Martes, 20 de Agosto de 2013 20:32
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LA BICICLETA Y LA MADRE QUE LA PARIÓ.
Capítulo 20130818
Abrumar es la palabra que he buscado en el diccionario hoy, por si alguna acepción se parecía a lo acontecido ayer en la PECAO, y no he encontrado una que se ajuste por completo. Ayer a la hora de la merienda, alrededor de quince componentes, se liaron a proferir halagos inmerecidos a un componente de la peña, con el agravante de contar con la presencia de los padres de este, hasta el punto que este se sintió tan desconcertado, apabullado y sonrojado que tuvo que huir del lugar como un miserable cobarde. ¿Quién fue la víctima de semejante contubernio? Pues por increíble que les pueda parecer y más me lo parece a mí, esto que les acabo de relatar a grandes rasgos y sin entrar en pormenores, puesto que ni yo mismo los entiendo, me ocurrió a mi. Sí, a mí. ¿A que tiene narices la cosa? Yo desde luego, lo entiendo como una broma para hacerme sonrojar, y ver hasta donde aguantaba. Yo intenté defenderme de las observaciones que se hacían a favor de mí, pero yo solo contra quince personas... Parece que quieran producirme un subidón de ego, del cuál no me recuperé en un mes como mínimo, y eso no esta bien. Siempre he presumido de tener buenos amigos en los componentes de la peña, que no es lo mismo que, presumir de que ellos me tengan a mí de amigo. Y en ocasiones como la de ayer, me demuestran su afecto de tal forma, que uno no esta preparado para ello. Gracias.
Pero bueno, vamos al lío que ayer fue un día especial. Nada mas ni nada menos que la etapa reina. Para quien no lo sepa, es una etapa de, para nosotros de largo recorrido, en este año de 100 km aproximadamente, otros años a sido más, donde vamos los ciclistas en bicicleta. ¿En que vamos a ir si no? Menuda perogrullada. Salimos como un día normal de verano, a las 7,30 h. Y nuestras familias nos acompañan a partir de las 9 de la mañana con un autobús, en el cuál realizaremos la vuelta todos a casa con bicicletas los bajos del autobús, después de pasar todos el día juntos en el lugar de destino; este año el pantano de Conteras. Y parando a merendar en cualquier paraje de los muchos que hay, de vuelta a casa. ¿A que no suena nada mal?
En cuanto a mis peripecias a lomos de mi velocípedo, les diré que el león no fue tan fiero como en un principio me creía. Y no por el león en sí, sino por mi falta de entrenamiento este año para domarlo. Así que, temeroso de mi ausencia de forma, constatada al lo largo de años en la peña, a falta de una cuarta parte del final del puerto de montaña, me subí a la furgoneta de Julián, al que nunca estaremos suficientemente agradecidos, por el favor que nos hace con ella de vehículo de apoyo a lo largo de muchos años. Y como para eso esta, para eso la usé, siguiendo las directrices de Paco el Arturo, al cuál, por su experiencia en bicicletas nunca me ha fallado a la hora de aconsejarme. Cierto es que el recorrido este año, no era duro con puertos de montaña terroríficos, sólo cabe destacar cierto portillo en la localidad de Garaballa bastante duro, y no solo para mí, a juzgar por los comentarios de los componentes de la peña. Por lo que presumo que, de no haberme subido a la furgoneta, hubiera concluído la etapa igualmente bien. Pero más vale prevenir, y tampoco quería hacer esperar a nadie. Y como además, tuve a mi servicio las incondicionales ruedas y consiguiente rebufo de ayuda de Paco el maestro y J. Maria el misin, la verdad es que pocas penalidades o ninguna puedo contarles sobre mi ayer. Solo la sorpresa de haber acabado la etapa, contra toda predicción lógica por mi parte; lo cual, ocurre más a menudo de lo que debería, para asombro de propios, ajenos y no les digo ya de mi...
En esta ocasión, también contamos con los que creo, son los socios más mayores de la PECAO; 82 y 78 años respectivamente ¡Casi na'! Se llaman Vidal e Irene, y los conozco de algo más que de vista.
Última actualización el Martes, 03 de Septiembre de 2013 12:41
La bicicleta y la madre que la parió. 20130811
Escrito por Enrique Vidal Polo López
Lunes, 12 de Agosto de 2013 11:04
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LA BICICLETA Y LA MADRE QUE LA PARIÓ. -
Capítulo 20130811
Iba a escribir sobre El Club Peña Ciclista de Aras de Los Olmos y su honorabilisima Junta Directiva. Pero como algunas cosas que escribo, son susceptibles de ser interpretadas por lectores que no me conocen, de forma radicalmente diferente a la intención con que son escritas... Me he acojonado.
Última actualización el Martes, 03 de Septiembre de 2013 12:40
La bicicleta y la madre que la parió. 20130804
Escrito por Enrique Vidal Polo López
Martes, 06 de Agosto de 2013 06:31
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[b]LA BICICLETA Y LA MADRE QUE LA PARIÓ.
Capítulo 20130804[/b]
Quince minutos es el tiempo que hay que esperar, para que un horno antiguo se caliente.
Tener un bien equipo música de HI-FI puede hacerle a uno pasar muy buenos momentos. Pero hay momentos en la vida que cualquier cosa puede ser superada. ¿Un concierto en directo? Pues posiblemente si. Mas eso conseguirlo escuchar, es relativamente fácil. Yo ayer disfrute de algo que muy pocos mortales han vivido o podrán vivir. Próximos a la cumbre del puerto de Los Majanos, fui rodeado por varios componentes de la PECAO, que sin previó aviso, entonaron la obra que tiene por título "Ronda de enamorados". No me consta que el título tuviese ninguna intención hacia mi persona; hay una gran diferencia de índole táctico entre rodear y rondar que no hay que confundir. Pero he de decirles que, llegar al alto de un puerto de montaña con su espectacular paisaje, escuchando en directo una obra musical cantada por un grupo de personas a lomos de una bicicleta, es todo un obsequio. ¿Alguien da más? Intentenlo, intentenlo. A ver cuantos de ustedes lo consiguen tener una vivencia como esta.
El tiempo de espera del desayuno en un hotel es de quince minutos.
Otro momento que los Dioses me guardan para vivirlo muy de vez en cuando, es el poder volver yo a acompañar a los últimos en las rutas de la PECAO. Si, ya ven ustedes... hay ocasiones en que uno no puede dudar de la benevolencia de ellos. (De los Dioses) (Bueno... y de la de los componentes de la PECAO tampoco). Los seguidores de estos capítulos, son conocedores de la extrema rareza que esta situación conlleva. Y uno, en su incapacidad intenta actuar en justa correspondencia. Intento fútil donde los haya, puesto que jamás conseguiré igualar el número de veces que ellos vuelven a por mi. Así que, eliminaremos lo de justa, y lo dejaremos solo en correspondencia. Pero no puedo evitar que me surja una sonrisa, cargada de una buena dosis de socarronería, cuando vuelvo a "ayudarles a culminar la bajada". Como uno no se jacta de ser rencoroso, ni siquiera se me ocurrió cronometrar la espera de los que llegamos primero.
Quince minutos es la media de espera de los autobuses de transporte público.
Aparcadas las bicicletas en un lugar anexo para ello, entramos al bar y nos sentamos dispuestos al buen yantar. Nuestro Excelentísimo Presidente, cuya ecuanimidad, sosiego, buen juicio y determinación, tengamos muchos años para bien de la Peña, tomo el lugar presidencial de la mesa como le corresponde, a un extremo de ella. Merecido lugar, dado el lugar que tiene en la jerarquía de la PECAO. El trono es el trono. Pero, me vino a mi poca memoria que en días anteriores, antes de ser nombrado, ya se sentó en ese mismo lugar. Lo que me hace plantearme cierta duda, que seguro ya no son ustedes ajenos a ella, sobre un posible amañamiénto en unas elecciones que, como relate en el anterior capítulo de La bicicleta y la madre que la parió, me parecieron excesivamente limpias. Será que soy más cándido e inocente de lo que parezco. Seguiré investigando.
Para disolver la levadura de la cerveza hay que esperar quince minutos.
Fue nuestro vicepresidente, cuya vicecuanimidad, vicesosiego, vicebuen juicio y vicedeterminación, tengamos muchos años para bien de la Peña, el que durante el almuerzo me confeso que, el tiempo de espera a ellos, había sido UN CUAAAAAARTO DE HORA, es decir QUINCE MINUUUUUTOS, no se sí me entienden, o sea... NOVECIEEEEEENTOS SEGUNDOS. El motivo era que ellos, habían ido unos kilómetros mas allá, hasta un lugar llamado Las peñas de Dios, cuyo nombre solo de por sí, ya asusta. Y esto es lo que yo someto a juicio del respetable: Que el motivo sea haberse salido de las rutas prefijadas en el libro de rutas de la PECAO, que todos los años realiza muy bien y trabajosamente J. Luis el Narciso, y no tenemos porque dudar que, con mucho esfuerzo y dedicación... ¿Se debe considerar eximente o agravante?
He de confesar que, nuestro Vicepresidente, cuya vicecuanimidad, vicesosiego, vicebuen juicio y vicedeterminación, tengamos muchos años para bien de la Peña, presagiaba cierta reacción mía, por lo relatado en los dos capítulos anteriores a este. (Parece que él si me lee. Saludos Juanvi) Y le dije que no escribiría nada sobre esto, lo de los quince minutos; si, quince. Primero, por ser demasiado fácil. Como dijo él... Me lo habían puesto muy a huevo. Y segundo, porque llamar al Maestro mata perros, para una vez que consigue "matar un perro" el pobrecillo... tampoco estaría bien.
Y hubiera cumplido lo dicho, si no fuera por lo sucedido en el Portillo de La Torre, donde de forma muy fehaciente se nos dijo a los que llegábamos conmigo a la retaguardia, que estaban esperándonos 17 minutitos de nada, a lo que además añadieron la petición de constar en acta. ¿Creen ustedes que accidentalmente pudiera haber una remota intencionalidad de que yo lo oyese? No... ¿Verdad que no? Pero lo escuche. Así pues, aquí me tienen ustedes con mis paupérrimos medios, intentando contrarrestar semejante amenaza de los Goliat de la bicicleta. ¿Han oído ustedes hablar del cuarto poder?
En los últimos kilómetros de la etapa, se repitió una vez más, la historia de la humanidad: Por un lado los vividores, que se quisieron montar el festorro y que, en alguna ocasión se les ajustan las cuentas y les sale caro. Y por otro lado los plebeyos que, tiramos del carro para llegar a final de etapa como podemos, para a pocos metros del final ser pasados por encima, por la nobleza y los políticos, representados por la plana mayor de nuestra junta directiva, para recordarnos nuestra condición. En fin, ya ven ustedes... La historia de siempre.
¿Les he dicho que nos hicieron esperar quince minutos?
¿Sobre la hermosa dama que nos acompaña en la fotografía...? Bueno... eso lo dejo a la libre interpretación de cada uno de ustedes; seguro que será más divertida que la simpática realidad.
Si el motivo por el que se piensa que dudo o hago dudar de la honestidad de cualquiera de la peña, es el hecho que se sentara en el mismo sitio, es algo tan absurdo, casual y falto de sentido, que no creí que nadie se lo pudiera tomar en serio.
Si es por otro motivo que no alcanzo a comprender, tendré que hacer constar de nuevo, que la gran mayoría de lo que se dice en La bicicleta y la madre que la parió, salvo en alguna excepción que confirma la regla, esta escrito en clave de humor y es así como debe entenderse.
Última actualización el Martes, 03 de Septiembre de 2013 12:38
La bicicleta y la madre que la parió. 20130729
Escrito por Enrique Vidal Polo López
Lunes, 29 de Julio de 2013 17:12
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[b]LA BICICLETA Y LA MADRE QUE LA PARIÓ[/b]
[b]Capítulo 20130729[/b]
Según parece, me equivoqué, me equivoqué, me equivoqué, me equivoqué, ¿He dicho que me equivoqué? Pues me equivoqué. Y es más, amenazo con volverme a equivocar. ¿Cuando? No lo sé. ¿Cómo? Tampoco. Pero prometo que, volverá a ocurrir. ¿Sobre lo que dijo J. María...? Ni caso; es demasiado buena persona.
¡Tenemos nuevo presidente en la Peña! Si, lo tenemos. ¿Qué tuvimos que hacer para ello? Nada. Ni pasamos a cuchillo al anterior, ni amenazamos con él al nuevo, no hubo revolución, ni golpe de Peña similar a golpe de estado, y de Madame guillotine..., ni se nombró. Vamos que..., de lo más aburrido. Para hacer algo así, más vale no hacer na. ¡Pero que tenemos nuevo presidente en la Peña! ¿Quien es? Jesús Mora nuestro Excelentísimo Presidente, cuya ecuanimidad, sosiego, buen juicio y determinación, tengamos muchos años para bien de la Peña. Así que, ya saben..., a partir de ahora, to los marrones pa él; que pa eso esta.
Esto que ustedes leen, no sería lo mismo sin los almuerzos. Y este fin de semana hemos tenido el anual de fin de temporada.
Lugar: Explanada ermita de Aras. Hora: Cuando llegamos los ciclistas. Precio: Paga la Peña. Organización: Fantástica, a cargo de componentes de la Peña. ¡Bravo por ellos! Menú: Excelente pan, jamón serrano, queso, sobrasada, longaniza de pascua, papas, bebidas varias, dos botes de cerveza por cada uno de los asistente de la reunión de día anterior, aceitunas, sandia, café, chupito y alguna cosa más que se me puede olvidar. Ciclistas asistentes: Están en las fotografías. ¿O es que lo tengo yo que decir todo? Y mujeres también hubieron.
Además de nuestro Excelentísimo Presidente, cuya ecuanimidad, sosiego, buen juicio y determinación, tengamos muchos años para bien de la Peña, tenemos otro nuevo componente en la Peña. Se trata de una nueva cafetera de última generación. Si, de esas que se mete una cápsula como si de una hucha se tratase y hace un delicioso café. Su presentación oficial fue en el almuerzo, donde se formó una cola para degustar el café, que como cafetero oficial servía J. Luis Junior. Pero hete aquí que, en un momento dado, la cafetera de marras dejo de funcionar, para al cabo de un tiempo volver a hacer un solo café, como si de un último estertor propio de la muerte se tratara, tras el cual, cayó en un profundo letargo del que, como única señal de vida, era la luminosidad intermitente de un piloto que inequívocamente mostraba la existencia de pulso. Las elucubraciones por parte de quienes ya teníamos nuestro café, no se hicieron esperar. Que sí haciendo tantos cafés seguidos, se le ha exigido demasiado para sus prestaciones; que si no se le había hecho un rodaje adecuado; que si hay que resetearla; que si eso va a ser la junta de la culata... Por su parte, aquellos que aún formaban cola a la espera de su café, con sus manos entrelazadas y cara desangelada, miraban de una forma suplicante y en silencio a la cafetera, como si de una santa imagen se tratase, a la espera de que se cumpliesen sus deseos cafeteriles. Desconozco si alguno le hizo una promesa. Después de un tiempo, bien por la promesa o por el bien hacer de J. Luis Junior, la susodicha resucitó, todos degustaron su café e incluso, como mínimo, nuestro Excelentísimo Presidente, cuya ecuanimidad, sosiego, buen juicio y determinación, tengamos muchos años para bien de la Peña y yo, pudimos repetir. No hay nada como estar al lado del poder.
¿Les he hablado alguna vez de Paco el Clara? Paco el Clara es posiblemente, el hombre con mayor envergadura física de la Peña. Su rostro, esta revestido de una barba blanca y gafas, que le confieren un aspecto respetable como el de Papa Noel. Si a esto le suman ustedes una buena dosis de sensatez y seriedad, es de ese tipo de persones que, cuando habla en su forma pausada, los demás callan. Se disponía Paco el Maestro a servirme un chupito, cuando de repente, sonó la voz autoritaria de Paco el Clara diciendo: "A él no le pongas, que su madre no quiere". A El Maestro, sabedor de que mi madre y El Clara son vecinos de pared con pared, y además muy acostumbrado a trabajar con menores toda su vida, aquella frase debió resonar en su cerebro de tal forma que, se le dispararon de pronto, todas las espoletas de seguridad habidas y por haber. Lo que dio lugar a un acto reflejo instantáneo, que como mínimo, tenso todos los músculos de su brazo, impediendo que, cayese una sola gota en mi vaso. Para este inexperto escribiente, le resulta difícil describir todo lo que tuvo que acontecer en el organismo del Maestro, pero mucho me temo que un Defcon 1, durante una décima de segundo, quedo muy superado. Y bueno, discúlpenme ustedes que no les siga contando que paso a continuación; pero es que, me esta volviendo a dar la risa.
Última actualización el Martes, 03 de Septiembre de 2013 12:36
La bicicleta y la madre que la parió. 20130722
Escrito por Enrique Vidal Polo López
Lunes, 22 de Julio de 2013 15:08
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[b]LA BICICLETA Y LA MADRE QUE LA PARIÓ[/b]
[b]Capítulo 20130722[/b]
Si alguien, en virtud de lo narrado en el capítulo de la semana pasada, empezaba a creer en los milagros..., con respecto a mi, que desista en el empeño. Como ya es de suponer, esta vez volví a ser yo el esperado. Y por los primeros que llegaron al punto de reagrupamiento, 20 minutos, pese a que ascendía a mayor velocidad que otras muchas veces, gracias a J. María El Misin, y a última hora, a la compañía de Paco El Maestro. Y es que, una etapa de ida y vuelta, con dos puertos de montaña llamados La Montalbana y La Mataparda, es perfectamente apta, para machacar a ciclistas no aptos, servidor de ustedes.
Como acontecimiento repetitivo en los veranos a lo largo de La Montalbana, les diré que, la soledad del ciclista allí no existe; en todo momento va acompañado por legiones de moscas absolutamente pertinaces en promulgar su existencia. Y dado que, El Misin iba dos metros delante de mi espantándose las suyas... ¿Adivinan ustedes donde iban a parar estas moscas? Así que, yo portaba mis propias moscas, las de él y algunas más que pasaban por allí, y se decían: Vamos ahí, que hay mucho ambiente. La ascensión, más bien callada. Ya saben ustedes..., en boca cerrada, no entran más moscas. Pero bueno, si La Armada Invencible sólo se quejó de los elementos y nunca de las moscas, nosotros no vamos a ser menos.
En el almuerzo, como en otras ocasiones, diversidad de opiniones. (Véase ruta 4 Noviembre de2012 de La bicicleta y la madre que la parió) Unos, que tenía que haberme subido al coches antes. Otros, que contando con el factor psicológico, después. Y otros, que muy bien. Ergo, como haga lo que haga, siempre habrá gente en contra y a favor, seguiré actuando según mi criterio, asumiendo el riesgo de equivocarme siete veces siete. Eso si, nunca he recriminado ni recriminare a quien no quiera esperar.
Llegados aquí, quiero constatar dos hechos que, he observado desde mi vuelta a las salidas con la Peña, que han sido sólo dos etapas, y puedo por ello haberme llevado una falsa impresión. Y así lo espero. Pero lo que he visto, es esto: Los que antes llegaban al final del puerto, volvían a por los rezagados y los acompañaban en su ascensión. Esto, que ha sido propio de la PECAO, admirado y aplaudido por otras peñas, no lo e visto de forma clara, salvo excepción. Y se cansan de esperar. Por otra parte, no se sí por cosas así o por que, parece que se ha instaurado la segunda división de la Peña, la sección B o como se quiera llamar. De tenerme que ubicar yo, es obvio que tendría que ser en la C o Z. Pero como parece que no existen aun, voy donde voy. A mi, me habían contado que la PECAO, es UN grupo de amigos que ... Nunca se me dijo que somos VARIOS grupos de amigos. No dudo que hayan poderosas razones para que sea así. Pero en las rutas de la Peña, donde se va y se vuelve por el mismo trayecto, que son la mayoría ¿Seguro que esas tan poderosas razones, no se podrían soslayar de alguna manera y mantener la unidad de la Peña? No me lo creo. Y si se me permite cierta ironía ¿Porque no hacemos una sección por cada componente de la Peña? Eso si sería la de Dios.; el ritmo de los demás carecería de importancia. ¡Que divertido!
Última actualización el Martes, 03 de Septiembre de 2013 12:34
La bicicleta y la madre que la parió. 20130714
Escrito por Enrique Vidal Polo López
Lunes, 15 de Julio de 2013 21:20
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[b]LA BICICLETA Y LA MADRE QUE LA PARIÓ[/b]
[b]Capítulo 20130714[/b]
Supongo que decir, que quiero acuñar una frase que pase a la posteridad para beneficio de la humanidad, quedaría muy pretencioso por mi parte. Y más, si es una emulación de otra frase muy conocida. Es seguro que la mayoría de ustedes conocen la frase: "Aquí hay camiones; aquí se tiene que comer bien". Pues bien, aquellas personas que, bien sea por estos escritos, por vivirlo con nosotros o por habladurías de la gente sin fundamento ninguno, conozcan a la PECAO (Peña Ciclista de Aras de los Olmos), saben que siempre da la talla, a la hora de almorzar. Y después de años recorriendo los alrededores de Aras, obviamente sabemos donde podemos dar esa talla o donde no. Como esto, es de suponer que se puede extrapolar a muchas otras peñas ciclistas, la frase es una consecución lógica: Aquí hay bicicletas; aquí se debe almorzar bien. Recomendación para empresas de hostelería: Agenciarse unas cuantas bicicletas para poner en la puerta del local como reclamo, es más barato que con camiones.
Ayer hice una cosa, que nunca pensé que ocurriese. No, no fue que el pelotón de la Peña no me alcanzase en la recta de la santa. No, tampoco fue que no me alcanzara en el Portillo de los Majanos. En la bajada, ya sabía que no me iban a coger. Pero me sirvió para revalidar el alias de Cartucho. Y tampoco es que, contra todo pronóstico, no me rebasaran en la subida del Portillo de la Yesa e incluso, me dirá tiempo de descansar después de buscar una sombra donde echar media siesta. No, no es nada de esto. Lo que quiero decirles, es que tuve que atar la bicicleta en la puerta del local donde paramos a almorzar (Porque allí se almuerza bien), junto a otras bicicletas. Y las que no se ataron con cierre de seguridad, se metieron en el interior del edificio por temor al hurto. Que acontezca un hecho así en la comarca de Los Serranos, donde no hace demasiados años, las puertas de las casas estaban abiertas todo el día sin problemas, me preocupa profundamente, y demuestra que, algo estamos haciendo muy mal en este país. También, y aunque sea una preocupación de naturaleza muy distinta, que el pelotón de la Peña no alcance al Cartucho..., vamos que... ¡A mi, me daría vergüenza!
Podría decirse que, si J. María el Misin le da una punta de bocadillo para que se la coma, a Paco el Maestro, y este se la da a Jesús Mora, es lo mismo que si J. María se la da a Jesús. Pues no. No es lo mismo. Ya tenemos precedente. La propiedad transitiva, ni existe y ni es aplicable en los almuerzos.
¿A la vuelta? Lo normal.
Última actualización el Martes, 03 de Septiembre de 2013 12:33
La bicicleta y la madre que la parió. 20130707
Escrito por Enrique Vidal Polo López
Lunes, 08 de Julio de 2013 21:27
[b]LA BICICLETA Y LA MADRE QUE LA PARIÓ.[/b]
[b]Capítulo: 20130707[/b]
Es relativamente común que, en la naturaleza, la unión de cosas deferentes den como resultado algo que no se parece a las partes que lo formaron. Esto también ocurre en las lenguas. Y en las palabras usadas en Aras..., también.
Una frase que se suele usar bastante en la Peña, cuando vamos en ruta es: "Me llevas como trompo el piajo". El significado es fácil de entender, pues la dice, el que ese día va con dificultad o malamente encima de la bicicleta, intentando no quedarse descolgado del resto. Como yo no acababa de entenderlo en su significado literal de las palabras, y además, no he evolucionado desde niño, y sigo preguntando lo que no entiendo..., lo planteé en el almuerzo. Allí surgieron varios razonamientos y disquisiciones, dándose por concluido con lo siguiente:
Trompo= peonza, trompa. Piajo= piojo.
Y ninguno de los factores tiene que ver con el producto, ni tiene por que. ¡Toma ya! ¡Che, como en la naturaleza!
La verdad, a mi, esta explicación no me convenció. ¡Y mira que le pusieron empeño! Así que, aquí me tenían ustedes dándole vueltas al trompo, hasta que creo haber hallado una explicación, que por su simpleza, me parece la adecuada, y someto a juicio de quien corresponda:
Trompo en otra de sus acepciones es, el giro de un vehículo sobre sí mismo, al derrapar sobre el suelo. Por lo que, teniendo en cuenta la forma habitual de desplazamiento del piojo (piajo) ¿Se imaginan ustedes como de mal tiene que ir un piojo que, va derrapando hasta el punto de hacer trompos? Che, "Com cagallo per cequia" sin estar atado a " Un pel de figa, que tira mes que la maroma de un barco" (Permítanme estas últimas licencias valencianas, para los presentes en la conversación del almuerzo).
Clases de bicicleta teórico-mecánicas:
Para engrasar la cadena de la bicicleta, a ser posible, se utilizará aceite con base de teflon. Este aceite, tiene la particularidad de no atraer el polvo, evitando que se forme la pasta negruzca que se produce con otros aceites y el polvo, que actúa como esmeril.
Paco: Teflon; tefloooon.
Última actualización el Martes, 03 de Septiembre de 2013 12:31
La bicicleta y la madre que la parió. 20130623
Escrito por Enrique Vidal Polo López
Domingo, 23 de Junio de 2013 21:31
[b]LA BICICLETA Y LA MADRE QUE LA PARIÓ.[/b]
CAPITULO 20130623
Recordarán ustedes, que en el anterior capítulo de La bicicleta y la madre que la parió, Paco el maestro me había regalado una bicicleta. Gracias Paco.
Así que, teniendo en cuenta que tengo bicicleta nueva, aunque no flamante. Y disponemos además, de la bicicleta de mi esposa, flamante y casi nueva. (La bicicleta) Decidí hacer con ellas, un periplo de excursiones junto con mi hijo a la ciudad de Valencia, mostrándole lugares de interés, puesto que yo algo, si que la conozco. Valencia ciudad, dispone de muchos kilómetros de carril bici que facilitan este tipo de excursiones.
No voy a relatarles las excursiones; esto sería para otro tipo de literatura. Pero les diré que, por mucho que se conozca un lugar, siempre puede verse uno sorprendido por algo que nunca vio. Eso fue lo que me paso a mi en la catedral de Valencia, donde en el mismo campanario de la torre del Miguelete, estuve presente en un volteo manual de campanas. Teniendo en cuenta que, para quien sirva la comparación, la más pequeña de allí, es similar a la más grande del campanario de Aras, no sé si podrán hacerse una idea de la potencia sonora de los múltiples tañidos. Supongo que las personas que volteaban las campanas eran conscientes de ello, y por ello solo volteaban a la vez parte de las campanas y no todas al unísono. Un lugar y momento perfectamente recomendable para adquirir una sordera crónica por traumatismo sonoro.
Pero bueno, a lo que iba, y decía que íbamos en bicicleta, cuando llegamos al puerto de Valencia. Y fue allí, donde ocurrió el imprevisto que, tenía que haber previsto, llamado pinchazo. Así lo digo, porque no portaba conmigo, nada con que poder reparar esta avería tan habitual que se produjo en la rueda trasera de la bicicleta que usaba mi hijo. Como decirle a mi hijo "Ahí te quedas, que yo me largo", no me pareció lo más correcto, fuimos ambos empujando nuestras respectivas bicicletas, hasta una estación de metro, donde recordé que, es posible transportar también bicicletas. Y de esta manera tan poco heroica para un ciclista, conseguimos llegar a casa, con más pena que gloria, pero descansados.
Yo ya era consciente que, las cubiertas de mi bicicleta no estaban en buen estado. De hecho, estaban muy cuarteadas y lo increíble es que no pinchase yo. Esto, aún se hizo más patente el observar, que diferentes trocitos de caucho se habían desprendido de su carcasa. Con lo cual, tenía que cambiarlas con urgencia. Hay realidades, a las que uno no se puede abstraer.
Para aquellas personas que sepan menos que yo de cubiertas de bicicleta, les diré que, básicamente existen tres tipos. Cubiertas de carretera, montaña e híbridas. Las de carretera, como su propio nombre indica, ¿sirven para circular en...? Muy bien, carretera. Las de montaña, ¿se usan en...? Nooo, en montaña no. Generalizando, el 84,37 % de los kilómetros que recorren este tipo de cubiertas se realizan sobre asfalto. Por lo que, salvo que uno vaya monte a través o carreteras sin asfaltar en condiciones especiales, unas cubiertas híbridas, cumplirán perfectamente su función. Las cubiertas híbridas, son más finas que las de montaña, con lo que tienen un rodar más fino y suave sobre asfalto, pero lo suficientemente gruesas como para no hundirse en lugares no demasiado arenosos, amortiguando los baches de los caminos térreos. Si a esto le sumamos un dibujo que puede ser de tacos minúsculos y un menor precio, por su menor tamaño que las de montaña, la convierten en la ideal cubierta para la inmensa mayoría de bicicletas de montaña.
Es por ello, que esa misma semana me persone en la tienda de bicicletas y compre cameras y cubiertas híbridas para mi bicicleta, y ya puestos, para la otra también. ¿Y de lo necesario para reparar un pinchazo en ruta? Se me olvido comprarlo. ¿Les he contado alguna vez sobre lo despistado que soy? De eso tampoco me acuerdo. El sábado siguiente, las dos bicicletas con sus zapatos nuevos, estaban preparadas para que viviese mi hijo de forma practica, las excelencias de las cubiertas híbridas. Fue entonces cuando me di cuenta, que otra vez salíamos sin posibilidad de reparar un posible pinchazo. Pero bueno, las posibilidades de pinchar en dos salidas consecutivas... Ruta por el camino sin asfaltar que bordea el barranco del Carraixet, con destino a la ermita de los Peixets que, contrariamente a lo habitual en Aras, no esta en lo alto de una montaña como primer paso para llegar al cielo, por que llegas allí medio muerto. Si no que, esta en la playa. Es decir: de asfalto nada y montaña ninguna. Ese sería nuestro primer destino. Una vez allí, decidiríamos el siguiente destino.
El segundo destino no llego a decidirse. Cuando estábamos contemplando la playa, la rueda trasera de mi bicicleta se vino abajo, víctima de un improbable pinchazo. Menos mal que, no estábamos muy lejos de casa; por allí no hay metro. Así que, haciéndome fuerte ante la adversidad, le dije a mi hijo, "Ve a casa, yo ya llegare..." Y fue entonces cuando mi hijo, no me dijo "Ahí te quedas, que yo me largo", y me acompaño los primeros doscientos metros subido en su bicicleta, que es la de mi esposa. Después, ya no. Ya no, porque al cabo de los cuales, un muy leve siseo en la rueda trasera de su bicicleta, anunciaba de forma inequívoca otro, si otro, improbable pinchazo. El lunes siguiente, a primera hora de la mañana, un cliente entraba desesperado a una tienda de bicicletas y compraba una cámara, un juego de palanquetas, un bombín y una bolsa para poderlo llevar todo en la bicicleta. ¿Hace falta que les diga quien era?
Como esta cerca, ya iré, ya iré, ya iré y así van pasando los años. Y el fin de semana pasado, en compañía de mi esposa, fui. Guadalest, Benidorm y Calpe son los destinos a visitar y conocer. ¿Demasiado a recorrer en sólo un fin de semana? Es posible, pero no lo es tanto, si se han abatido los asientos traseros y en ese lugar van dos bicicletas. Como el turismo pertenece a otro tipo de literatura, sólo les diré que, gracias a las bicicletas, en una tarde vimos desde el extremo de la playa de Levante, a el extremo opuesto de la playa de Poniente y a la vuelta el centro. Esto mismo, en coche o andando es impensable. El domingo por la mañana en Calpe, las bicicleta cumplieron de nuevo su cometido. Lo cumplieron hasta que, como ya era tradicional después de los pinchazos de los dos fines de semana anteriores, me encontré al salir del restaurante del puerto, con una de las llantas rozando el suelo. Pero esta vez, si iba preparado para tal eventualidad. Comprobé que, no estaba totalmente deshinchada, ergo el pinchazo debía ser muy pequeño; si hinchaba la rueda muy probablemente, pudiera llegar a unos quinientos metros de distancia que es donde estaba el coche; ya lo repararía en casa, y no bajo aquel sol de justicia. Así lo hice y llegue. Pero por sí esto pudiera parecer poco, cuando llegue al coche, me encontré una rueda de él, en las mismas circunstancias que minutos antes había encontrado la rueda de la bicicleta. Como sé por experiencia que, cambiar la rueda de mi coche al calor del sol de verano, es algo a evitar en la medida de lo posible. Con el poco aire que tenía, fui en busca de una gasolinera donde hinchar la rueda lo más rápidamente que pude. Si el neumático funcionaba correctamente, no se deshincharía hasta que dejase de rodar, es decir, con algo de suerte llegaría a casa y allí, ya cambiaría la rueda tranquilamente.
Si lo han hecho ustedes bien, habrán contabilizado cinco pinchazos diferentes en tres fines de semana consecutivos, incluido uno de coche. Que sí bien, tres de ellos fueron en el vehículo que yo no conducía, si los padecí de una forma u otra. Supongo que entre ustedes habrá quien piense que, este cúmulo de pinchazos puede pasarle a cualquiera, e incluso no se sentirán sorprendidos. Pero voy a ver, su soy capaz de sorprenderles, al menos, tanto como yo lo estoy.
Recapitulemos: Rueda de bicicleta y rueda del coche casi totalmente deshinchadas cuando me las encuentro, situadas a un medio kilómetro de distancia. Ambas tenían puesto el tapón correspondiente en la válvula. Las hinche con la intención de poder llegar a casa únicamente. Ha pasado una semana desde que las hinche, y ¡Las ruedas siguen hinchadas! A partir de aquí, hagan ustedes todas las elucubraciones que puedan y deseen. Yo sigo haciéndomelas y no consigo dar con una explicación coherente y lógica, que seguro que la hay, para esto que les acabo de contar. Hinche el neumático del coche dos semanas antes y el de la bicicleta en día anterior al viaje. Por lo que, la posibilidad que en el obús de la válvula entrara algo que hiciese perder el aire, llevando siempre el tapón, es muy difícil. Luego en las dos ruedas, moralmente imposible. ¿Un “gracioso”? Podría ser. ¿Pero en dos ruedas que están a quinientos metros de distancia...? No creo que tuviese tiempo para despertar antipatías en nadie de Calpe, como para seguirme toda la mañana a ver donde iba para deshincharme las dos ruedas. ¿Dos “graciosos” diferentes en dos sitios diferentes coincidiendo conmigo...? En fin.., no lo se. El caso es que, después de una semana, los dos neumáticos siguen hinchados, y no encuentro la explicación. ¿Me ayudan?
Última actualización el Martes, 03 de Septiembre de 2013 12:30